Pueblos indígenas impulsan sus propios mecanismos para acceder a fondos climáticos

Pese a los anuncios de nuevos y mayores fondos climáticos, los pueblos indígenas y comunidades locales (PICL) no pueden acceder aún directamente a ellos debido a que los modelos actuales de financiamiento no contemplan una perspectiva indígena. Ante esto los PICL están impulsando sus propios mecanismos para atraer con confianza  y sostenibilidad el financiamiento que necesitan para proteger los bosques.

MGT, 22 de marzo, 2023.- La gran promesa de la COP 26 (2021), de movilizar 1700 millones de dólares para apoyar la tenencia forestal indígena y comunitaria como una forma de abordar el cambio climático, apenas se cumple en mínimas proporciones.

Un reciente informe revela que sólo el 7% de los fondos desembolsados en el primer año del compromiso fueron destinados directamente a organizaciones indígenas y comunitarias, evidenciando la tendencia general a que poca ayuda relacionada con el clima logre llegar directamente a pueblos indígenas y comunidades locales (PICL).

Ante esta situación, los propios PICL se han unido para generar mecanismos de financiación a los que puedan contribuir los grandes donantes, sin que atraviesen obstáculos propios de procesos que no consideran la perspectiva ni realidad indígenas en sus diseños ni mecanismos de acceso.

Con estos nuevos mecanismos lo que se busca es que los fondos lleguen a organizaciones más pequeñas con énfasis más estrecho en los territorios, lo que permite un mayor control sobre las prioridades a financiar.

Obstáculos al financiamiento

Pero para ello, previamente los observadores advirtieron que demasiados obstáculos bloquean el camino de la financiación de estas organizaciones, tales como requisitos administrativos onerosos.

Asimismo, una comunicación y confianza mínimas entre donantes y PICL, debido a que estos muchas veces lideran pocos proyectos, ante lo que los grandes donantes prefieren tener como enlace para la canalización a grandes ONG, bancos de desarrollo y consultorías.

Debido a estos y otros obstáculos, la ayuda suele pasar por organizaciones intermediarias. Sin embargo, los líderes de PICL dicen que, a pesar de estas deficiencias, el compromiso de tenencia de bosques de la COP 26 ha abierto una nueva conversación.

“La naturaleza de este compromiso empezó a cambiar las reglas”, sostuvo Levi Sucre, coordinador de la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques (AMPB) y copresidente del Alianza Global de Comunidades Territoriales (AGTC).

En este escenario emergente la atención se centra ahora en una mayor flexibilidad en la financiación, la contribución de los PICL sobre las prioridades de financiación y menos obstáculos administrativos.

El resultado final, esperan los donantes y líderes indígenas, serán proyectos adaptados al conocimiento y necesidades de comunidades específicas, pese a que estos nuevos procesos implican un cambio estructural y cultural respecto a la forma en que fluye el financiamiento actualmente.

Sin aseguramiento de derechos

Cabe destacar que otros obstáculos al financiamiento radica en algunos casos en la falta de una base legal a los reclamos tradicionales, lo que sumaría a obtener más fondos.

Sin embargo, autoridades de países donde se encuentran estos territorios no reconocen de manera significativa los derechos de estas comunidades.
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“Para nosotros es importante que el Estado reconozca a los pueblos indígenas y traduzca [este reconocimiento] en marcos legales”, dijo Monica Ndoen, de la Alianza de los Pueblos Indígenas del Archipiélago (AMAN), que representa más de 2.000 comunidades indígenas en Indonesia.

“Es imposible acabar con la deforestación sin que una parte mucho mayor del financiamiento llegue a las organizaciones de los países con bosques tropicales y, especialmente, a las organizaciones indígenas y comunitarias”, sostuvo Lindsey Allen, directora ejecutiva de Climate and Land Use Alliance (CLUA, Alianza para el Clima y el Uso de la Tierra).

Mecanismos emergentes

En el otro lado desde donde se busca cambiar esta perspectiva, junto a CLUA –un colectivo de fundaciones comprometidas con este cambio– están también aquellos fondos creados con un criterio de que estén centrados geográficamente.

Estos están pensados en que actúen como cámaras de compensación para los fondos de los donantes, distribuyendo grandes subvenciones en tramos más pequeños a las organizaciones locales.

En esta línea, se puede citar el Fondo Territorial Mesoamericano en Mesoamérica, el Fondo Nusantara en Indonesia y el Fondo Podáali en Brasil, que se construyen en torno a la plataforma Shandia, que se centra en el control de los PICL en cuanto a cómo se gasta el dinero destinado a abordar el cambio climático y la degradación de la tierra.

Como resultado, estas iniciativas desde los PICL están llevando a los donantes a crear sistemas complementarios que se enlazan de manera directa a estos mecanismos diseñados por los PICL.

A tener en cuenta

Elaborado con información de Mongabay.




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